LA CIGARRA Y LA HORMIGA
(fábula)
(Versificación libre del texto de La Fontaine)
(fábula)
(Versificación libre del texto de La Fontaine)
La Cigarra, después de cantar feliz todo el verano,
se halló sin vituallas cuando empezó a soplar el cierzo:
¡no tenía ni una ración fiambre de mosca o de gusano!,
se había comportado como un enorme mastuerzo.
Hambrienta, fue a lloriquear por toda la vecindad
y llegó a casa de la Hormiga en lágrimas desecha,
pidiéndole le prestase algo de grano por caridad
para mantenerse viva hasta la próxima cosecha.
"Os lo pagaré antes de que llegue el mes de agosto"
-ya era invierno-, le decía la infeliz Cigarra:
"Lo más tarde, por las setenas...", con el frío en el rostro,
llorando a lágrima viva, a la Hormiga bizarra.
De todos es sabido que la Hormiga no es prestamista,
ése es el menor defecto de la negra laboriosa.
"¿Qué hacías cuando estábamos en el buen tiempo, lista?",
le preguntó a la pedigüeña la Hormiga, codiciosa.
"No quiero enojaros", contestó temiendo su ira,
"... pero la verdad es que pasaba cantando día y noche."
"Muy bien que me parece lo que hacías... Pues oye, mira:
como antes cantabas, baila ahora a troche y moche."
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Obra de José Ruiz DelAmor
sobre el texto original en prosa de La Fontaine
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